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2009

Domingo Ramos publica memoria poética sobre el TLC
Escrito por Angélica Murillo (angelica.mra@gmail.com) Semanario Universidad

Junio 17, 2009. Instituto Cultural de México

   


El libro se presenta el miércoles 17 de junio en el Instituto Cultural de México.
La más reciente obra del escultor costarricense Domingo Ramos no fue forjada con ónix, granito o roca volcánica, sino con palabras. Se trata de su primer libro de poemas Para no olvidar, una memoria surgida del dolor y la desesperanza.

“Este libro comenzó como un desahogo el 8 de octubre del 2007, luego de los resultados del referendo sobre el TLC”, explicó el artista ramonense.

A partir de ese día, Ramos escribió un poema diario hasta completar los 85 que componen el libro. “Un ser humano debe decir lo que siente; la sal que nos ponen en la herida es lo que nos hace reaccionar.”

Domingo Ramos es el mismo que esculpió Alas de Libertad en Barichara, un municipio colombiano, o Canto a la Vida, en los Tribunales de San Ramón. El mismo que hace unas horas dijo: “Todos los días pienso en la muerte”.

Lleva una agenda en el bolsillo, un lapicero, una camisa a cuadros. Es sencillo, amable, espontáneo, lleno de dichos populares, quijotescos, sabios. Le gusta citar a José Fernández y su Martín Fierro. Pinta ya, algunas canas.

El autor afirma que su libro es una reflexión, una serie de poemas que instan a luchar por el porvenir, pero con una fuerte crítica a la pasividad del pueblo. “Podemos pasar la página, pero no cerrar el libro”.

La mayoría de sus versos son sarcásticos e ingeniosos, contundentes, humorísticos, con un aire popular y juglaresco, que proviene del uso tradicional del octosílabo y la rima asonante.

“Los que más salen rascando son el presidente y los ministros, también algunas ‘personalidades’ que los apoyaron para vender la patria.”

Aunque no utiliza nombres y apellidos, emplea alusiones como la Sala ‘Que-harta’, Asamblea ‘Legis’ –la tibia– o Tribunal ‘Su primo’; este tipo de menciones hablan del tono y el desenfado con el que el autor asumió el tema.

El libro contiene además un apartado con 15 artículos que el autor publicó en el Semanario UNIVERSIDAD y El Occidente (San Ramón) desde enero del 2006 hasta noviembre del 2007.
Para no olvidar fue publicado por Ediciones Perro Azul y será presentado el 17 de junio en el Instituto Cultural de México, a las 6:00 p.m. Ese día la obra se venderá con un descuento especial del 20%; el precio regular es de ¢6500.

LA OBRA Y SU AUTOR

El contacto con el arte surgió desde niño cuando su afición era hacer esculturas con la masa que su madre utilizaba en las tortillas. La poesía llegó con su primer desamor, a los 18 años.

Fue en 1969 cuando el destino, como él lo llama, lo encaminó a la Universidad de Costa Rica, donde cinco años después obtuvo su licenciatura en Artes Plásticas.

Su obra escultórica se caracteriza por apoyarse en un punto y elevarse hacia arriba como las ramas de un árbol, o en palabras del autor, “como una catedral gótica que apunta al infinito e interroga a Dios.”

Cuando conversa sobre su libro de poemas habla con alegría de las impresiones que le han enviado sus amigos.

“Es el homenaje más fuerte al patriotismo y la lucha por la defensa de los intereses nacionales que he leído”, le escribió Ottón Solís; o “Mirá Domingo, me he divertido tanto con ese libro, que ahí voy a estar con vos”, dice que le dijo Alberto Cañas.

Entre sus proyectos se encuentran tres publicaciones: un libro de poemas sobre el amor y el desamor Llama y ceniza, una recopilación de artículos publicados en la prensa y un ejemplar de cuentos sobre el abuso sexual y psicológico.

Él se despide, se va quizás al sitio interior donde nace el arte… una cueva, un hogar, o quizás, un bosque. Se va, pero quedan sus palabras “Ojalá que nuestros nietos no nos tachen de cobardes”.




¿Respeto?
“No venga ñor presidente
a pedir respeto alguno
si hasta la Constitución
la burlas sin disimulo. (…)”

Domingo Ramos

SEMANARIO UNIVERSIDAD 17 al 23 de junio 2009
 

 
  2004 DE LA PERSPECTIVA DEL TERRUÑO A LA DEL VALOR UNIVERSAL
   

La visión del escultor y poeta Domingo Ramos, se ubica en una dimensión universal al pasar del microcosmos de los distritos y la ciudad cabecera del cantón, o del terruño, a un espacio en el que confluyen visiones y oportunidades diversas, tal como las entraña la ciudad capital, que señalan, dicho sea de paso, la necesidad de una mayor democratización de las oportunidades culturales en Costa Rica, pero que en el caso de la personalidad de Ramos, contribuyó indiscutiblemente a proveerle enriquecimiento a su mundo interior,'ya de por si agitado.


Su traslado a Europa lo pone en contacto con las culturas milenarias de aquel continente, especialmente con la cultura de Italia, donde tiene la oportunidad de cotejar las enseñanzas de la cátedra con las vivencias directas del arte que se encuentra por doquier, en las ciudades y en sus museos. De esta forma el artista se apropia de una visión macroscópica de la cultura, de la filosofía del arte y de las concepciones estéticas de la escultura, y emerge como valor universal por medio de la creación de una obra que trasciende por su temática, contenido y estética.


La Estética en este artista no se concibe en sentido estricto como una doctrina normativa cuyo objeto es establecer las reglas de lo bello y lo feo. En este enfoque, la lógica, la estética y la moral, son tres disciplinas que establecen normas para actuar, cuyos objetos respectivamente los constituyen la verdad, la belleza y el bien. Para él, en cambio, la estética es el fundamento de toda filosofía, lo que revela su paz interior, sus valores, lo que está más allá de las modas y se proyecta en sus aportes a la belleza artística y significado de su arte. Su genio humaniza la naturaleza y le infunde los pensamientos y pasiones del hombre a partir de su imaginación y de su sentimiento trascendente. Podría pensarse como Nietzsche, citado por E. F. Carril, que el arte de Ramos, es un tanto dionisíaco en cuanto nos revela por medio de un éxtasis místico la base fundamental de la existencia humana, la fuerza vital y la voluntad de vivir, la propuesta esperanzadora a pesar de los momentos de soledad intelectual, afectiva y racional que provocan las circunstancias, en el sentido que les da don José Ortega y Gasset. Su visión del mundo es muy realista y su mandato es expresar lo que siente por medio de la materia que es la que le permite la experiencia mística, es donde se hace la luz, donde se encarna la idea y por ende la objetivización y humanización de esa materia. Para el artista la capacidad operativa del espíritu sobre la materia se expresa como una prolongación de la energía vital hacia las personas que lo rodean; ello atenúa las condiciones limitantes de la materia en cuanto que el espíritu es insondable y trata de dejar su esencia en la materia que humaniza.


En el mundo de Ramos, la escultura es una verdad plasmada en la materia. El artista aporta símbolos y signos para componer un lenguaje muy personal a partir de la circunstancia mediante la que manifiesta lo invisible por medio del soporte de la imagen visible. El artista es un metaforizador de hechos reales. Le interesa la otre-dad, unir al yo con el tú y los otros. La escultura es un poema mediante el que encuentra a Dios y pretende que el "otro" y "los otros" encuentren en la vida real una opción positiva.

Su arte escultórico está al servicio de él como necesidad de expresión y en cuanto al "otro" y " los otros" -le interesa comunicar sus ideas para que descubran las posibilidades vitales de realización que se presentan al hombre y a los hombres, que tengan conciencia de la belleza del mundo que todos tenemos y que en aras de la superficialidad hemos dejado morir. El hecho de que su lenguaje artístico sea entendido, no le quita el dolor que vive al contemplar las contradicciones que engendra el hombre en relación consigo mismo, en relación con los otros y con la naturaleza, dejando de lado así esas posibilidades vitales de llegar a ser mejor que lo que ahora es.


Así, con cierta angustia, el artista que comenzó en su terruño esculpiendo raíces de café y que ahora hace parir la belleza a la piedra, tiene fe en que la sociedad actual desarrolle conciencia en torno a las responsabilidades que plantea el mundo que le toca vivir y heredar a las generaciones futuras. Piensa que los hombres y las mujeres artistas que nos sucedan han de ser capaces de despertar gradualmente, por medio del arte, las potencias superiores de la mente colectiva y que ayuden a dominar la superficialidad que hoy prevalece en el acontecer vital costarricense. Cree impostergable recuperar la valoración de la belleza en todos los campos; recuperar los valores que se esfuman en la modernidad y vivir con aquellos que nunca pierden vigencia, tales como la honradez, la constancia, la responsabilidad, la solidaridad, la tolerancia y el amor, el que hay que construir permanentemente porque afecta la trama existencial de los demás valores. El artista mediante la constancia y su talento ha constituido una visión universal de la estética y demás áreas de la vida, actitud que lo hace gozar de t, nivel de consideración, que sus obras se encuentran e distintas partes del mundo, como Italia, Alemania Canadá, México, Estados Unidos, Chile, Líbano, Cerdeña, Corea del Sur, Israel, Colombia, Argentina Guatemala y desde luego Costa Rica.


Guillermo Araya G.
Ex-viceministro de Educación,

     
 
  1990

Cita Dn Luís Ferrero en su libro "La escultura en Costa Rica"

   

"Oí en Francfort a Albert Mangelsdorff decir algo de las nuevas posibilidades expresivas del trombón, su técnica de las voces simultáneas, que él explicaba así: "Yo toco, por ejemplo, la nota fa, al mismo tiempo canto en el trombón la nota si, y el tercer tono del acorde en re vibra entonces paralelamente como armónico superior, a causa de la formación de tonos diferenciales". Y cuando esto explicaba decía: "El jazz es feeling. Sin lo tradicional no se puede hacer jazz, tampoco lo más moderno".

Dn Luis Ferrero y el Sr. Ramos
   

Religo este recuerdo cuando contemplo algunas esculturas de Domingo Ramos.

   

De aprendiz joven él estuvo bajo la influencia indirecta del taller escultórico de Juan Rafael Chacón. Por ende, se le despertó la vocación por tallar duras rocas. Cursando estudios en Carrara sintió la vocación del arte no figurativo, al pulir amorosamente mármoles y cuando se decide por obra propia, escoge un arte juvenil con la experiencia y el dominio de una generación mucho mayor en edad. Y plasma sus imaginaciones abstractas en un lenguaje escultórico refinado en sus pulimentos, planos, perfiles, oquedades, volúmenes, concavidades que, en la estilización, logra sintéticas formas no figurativas.

   

Ahora, cuando contemplo sus esculturas siento que son feeling. Que aúnan la tradicional talla con modernas ansias abstractas como nuevas posibilidades expresivas de un subconsciente colectivo. Estas elementales imágenes de Domingo Ramos son producto de una mitología privada: no conjuran o invocan a dioses, ni tampoco crean un entendimiento colectivo mediante un lenguaje de signos. Son sobre todo una cosa: su nostalgia de los orígenes.
Son revelación de su conciencia. Son signos que divagan en su ser, que se dan a sí mismos, se deshacen y rehacen incesantemente.
 

   

 Son síntesis dada como percepción, emoción, imagen o conciencia. Son conciencia propuesta sin importar que sean esculturas bellas o conmovedoras. De ahí que en la obra de Domingo Ramos hay una libertad que se reconoce a sí misma con alegría. Que es un estado armónico entre la imaginación y el entendimiento que propone al mundo una síntesis escultórica no figurativa, construcción material de irreales. De ahí que el material, los planos muy pulimentados, sus concavidades y convexidades que atrapan la luz, constituyan elementos que no representan o imitan/sino que constituyen un objeto por sí mismo lanzado para ocupar un sitio en el espacio.

                       

Pero también Domingo Ramos es un mediador. Por su acción creadora surgen obras de un figurativismo abstracto, como tono diferencial de sus imágenes abstractas. Las esculpe a manera de armónico superior, ya en mármol o en granito. Por ejemplo, algunas están en la espléndida colección de D. Daniel Yankelewitz. Y como arte auténtico, proponen una mediación que refleja sus alientos, indicándonos los anhelos tópicos (o "lugar de similitud") que buscan la utopía (o "lugar quimérico") pero con un dinamismo que impide que las cosas, los aconteceres, imágenes y personas se mantengan unidas para buscar la heterotopía (o sea "los fragmentos del espacio social que se yuxtaponen con otro orden pretendido más originario que el establecido").

   

Y en esto, Ramos como mediador, es un reflejo como expresión de alientos. Y se comporta con un compromiso terriblemente potente del artista que se expresa por imperativos categóricos. De ahí que la vocación artística es una elección originaria para poseer el mundo. Una vocación que busca la síntesis en sí para sí, mediante la creación de objetos imaginarios concebidos y encontrados por ella.

   

Y por esta intencionalidad, Domingo Ramos en su entrega individual a la aventura del vivir, establece su compromiso de artista.
Por eso ocupa un lugar distinguido en la evolución de la moderna escultura costarricense, surgiendo como expresión de una universalidad singular que anhela retotalizar el proyecto histórico de una cultura".

     

Copyright © 2003 RCB. Reservados todos los derechos.
Revisado el: 16 de January de 2013 07:56:17 -0600.

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