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Marino Ramírez Huertas
     

Biografía
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1943

Nace el28 de febrero en Piedades Sur, San Ramón, Alajuela

1957

Estudios primarios en la Escuela Joaquín L. Sancho de Buenos aires de Palmares

  Estudios secundarios mediante el sistema de Educación para Adultos, obteniendo el título de Bachiller en Letras.
   

Realizó estudios técnicos en agronomía con énfasis en granos almacenados y sus estudios universitarios en Expresión Escrita en la Universidad de Costa Rica.

  1978

Publicó su primera novela en el año 1978

   

“Escritor Independiente”

   

52 obras escritas, 30 publicadas

   

Editorial Industrias Marino s.a. Colección del folclor costarricense

   

 

Obras  

 

 

3 Cuentos, La Ultima Aventura

 

Revolución de Supervivencia

 

Globalización, La nueva Torre de Babel.

 

La Cuenta Especial

 

Manual de Consulta para Poetas y Escritores

 

Cuentos de calles y Callejones

 

Camino Largo,

 

Cuentos de fantasías para niños, DUENDES,

 

El Hijo del Diablo, El Hombre que nació de nuevo,

 

Cariari,

 

Costa Rica en la Nueva Era,

 

Los retos de la Iglesia ante la Nueva Era,

 

Laas aventuras de don Miguel,

 

De Políticos y Diablos

 

Cuentos de Mar y Tierra

 

Brujerías, Cuentos de folclor y terror

 

Los hijos de la Ramera

 

Dos Discursos del Licenciado Manuel Mora Valverde

 

El Hombre Extraño

 

Condenado sin Juicio, ¿Qué se oculta detrás de la muerte de Parmenio Medina?

   

865.7 Ramírez Huertas, Marino R173c

Cuentos y anécdotas del tío Tulio/ Marino Ramírez Huertas.

 - - 1. ed. — Palmares, Alajuela, C.R. :
Editorial Industrias Marino s.a., 2011
112 p. 22x13.5 cm. ISBN 978-9968-545-19-8
1. CUENTOS COSTARRICENSES I. Título.
 

   

 

   

LA YUCA

 

Tomado del libro "Cuentos y Anécdotas del Tío Tulio"


Tal vez no lo crean, pero que fue cierto, fue cierto. Ñor Juan Castro, el esposo de la Tía Chepa, se fue un tiempo a vivir a Las Alacenas. Era un hombre de verdad, de esos que se podían llamar "de trabajo". En poco tiempo sembró de todo y crió gallinas, chanchos y patos por montones.


Como tenía tantos animales, sembró un yucal grandísimo y ya a los tres meses, comenzó a arrancar yucas. Cuando ya se iba terminando el yucal, sembró otro en otra parte y se quedaron unas matas del yucal viejo, en el puro bajo, junto al río.


En esos días la gente de Carrera Buena, de El Salvador y hasta de Arancibia de Miramar, comenzaron a pasar cerca de allí. Un día les preguntaron porqué usaban aquel camino y dijeron que por la viga que había en el río. Aseguraban que no sabían quien la puso, pero que resultaba un paso milagroso, porque les ahorraba muchos kilómetros de caminata.

Un tiempo después se perdió una de las cerdas de cría que había traído Ñor Juan Castro, para mejorar la calidad y el pensó que se la había robado alguno de los transeúntes, pero antes de levantar falsos, pensó, que la buscaría de nuevo.


Buscando cerca del Río Victoria, donde se iniciaba el viejo yucal, encontró una yuca inmensa, posiblemente tenía el grosor de un metro cúbico. Se quedó calculando aquello y en eso vio que tenía una abertura, algo así como un túnel. Calculó que por ahí cabía él, y agachándose un poco, comenzó a caminar dentro de la yuca. Unos diez metros dentro, encendió su carbura para poderse guiar en la oscuridad y después caminar unos trescientos metros, divisó la claridad al otro lado.


Antes de salir se encontró con la chancha que se le había perdido tres meses antes, pero no estaba sola, sino acompañada por una docena de cerdos casi tan grandes como ella. ¿Será posible? Se preguntó. Salió al otro lado y miró a lo lejos el río. En eso vio a una gente que pasaba lo que llamaban la viga, el puente que de pronto apareció prestando un valioso servicio, no era otra cosa que la yuca.


No dijo nada, solamente regresó por aquel túnel que a mordiscos habían hecho los chanchos y los arreó hasta la casa. Consideraba que aquellos animales ya estaban para vender y que prácticamente los había encontrado perdidos.


Antes de que los veladores del ángel lo asediaran a preguntas, el tío Tulio tomó la concertina y tocó nuevamente aquella consolidada mazurca que tanto gustaba.


Ya era el amanecer y algunos se movían en la silla inquietos, con ganas de encontrar una excusa para escaparse. En eso, uno de los perros del tío Tulio se metió entre los trasnochadores y alguien lo majó o lo pateó porque únicamente se escuchó el grito canino.
No se debe maltratar a los animales, dijo el tío Tulio, voy a contarles lo que le pasó al primo Gerundio un día que se vino de Las Alacenas y se regresó el mismo día.
 

   

 

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Revisado el: 09/16/13 11:05:20 AM.

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