Azufre, sal y mercurio (3)… tierra, agua, aire y fuego (4); son palabras que están muy relacionadas con algo que conocemos como Alquimia… palabra que enlaza la perfección espiritual y el conocimiento de lo nuestro que no conocemos para alcanzar la

unión con lo divino, es decir, la Piedra Filosofal y el elixir de la Eterna Juventud. La Alquimia como toda práctica esotérica se ha presentado a la humanidad como ésta la ha necesitado, como parte de la magia que practicaban los metalurgos de la era del Hierro y el Bronce, como parte de la astrología de los Sirios y los Babilonios, o como los procesos que llevaban a cabo los monjes dentro de los monasterios del Medioevo.
Es dentro de éste ámbito medieval y contemporaneizado en el que se enmarca la escultura de Efraín Romero. En su obra se destacan elementos presentes en el arte medieval como el frontalismo, el hieratismo y los arcos apuntados; además forman parte de sus obras elementos más contemporáneos como la abstracción, la síntesis y la estilización.
Simetría, hieratismo, frontalidad, monumentalidad, simbolismo, misticismo, síntesis y abstracción son algunos de los elementos que podemos encontrar en la escultura de este artista, al adentrarnos en su mundo nos encontramos con las figuras de alquimistas y los procesos que lleva a cabo en su Atanor.

Saturno esotéricamente hablando se refiere al maestro, el peregrino o ermitaño con la lámpara, ese que nos enseña el primer paso y el camino de la obra húmeda, el inicio de la gran obra, la paciencia y la perseverancia, nos muestra la primera etapa del proceso del alquimista para alcanzar la perfección, teniendo relación el color del planeta (el negro y gris); el metal (plomo) con la primera etapa del proceso alquímico (Nigredo o cabeza de cuervo) y la premisa alquímica “transmutar el plomo en oro”. En la muestra, se reafirma este hecho en color y tratamiento de los materiales así como su apariencia sigilosa, hierática, contemplativa y frontal de las obras.

Es una búsqueda de la unión con lo divino—cualquiera sea la conceptualización que tenga el espectador sobre la divinidad--- como por ejemplo en la obra “Devoción”, refleja en la muestra la necesidad imperante de una Re-ligio con esa fuerza que en alquimia se reconoce como la consecución de la Piedra Filosofal.
En la muestra el número de elementos refleja premisas importantes de la filosofía alquímica; 1, la unidad primordial; 3- el ternario en todos sus niveles, Padre, Madre e Hijo; Azufre, Mercurio y Sal; Principio Activo, Principio Pasivo y Principio Neutro como por ejemplo en la obra “Verdadera Natividad”; o en “Prudencia” las tres partes inmortales del ser humano y el 4 del cuaternario; los cuatro elementos, las cuatro partes mortales del cuerpo del ser humano. El 7 como numero representativo de la perfección (3+4); 7 los estados del ser humano; 7 los procesos planetarios alquímicos para alcanzar el perfeccionamiento, es por esto que la muestra se inicia un sábado, día de Saturno, día 7 a las 7 pm. Y presenta 3 piezas anteriores y 7 nuevas, siendo el 10 el número perfecto por antonomasia, el 1 exponenciado; el Dios consciente.
Más allá de la razón matemática la muestra expresa misticismo, silencio e invita a la observación y a la reflexión en cada obra, lo importante no es lo que el autor quiera expresar sino lo que podamos interpretar y aprender de la muestra.