La Nación    

El hacedor de caracoles

Juan Fernando Cordero

De su obra se ha dicho que es una afirmacion de la vida, la expresion de este mundo primigenio, libre de gastadas asociaciones y manipulaciones formales.


Su principal carta de presentación es un conjunto de figuras marinas de mármol de Guanacaste (piedra caliza conocida con este nombre), basalto y bronce que perfilan insinuantes sus contomos y movimientos, y mediante el cual se ha dado a conocer en el medio artístico costarricense.

Mas Luís Arias Benavides, modesto, casi introvertido, siente que Jo que hace es apenas una exploración en la que busca una manifestación personal.


Para hablar de las motivaciones de este escultor herediano, de su marcado intarés por crear y recrear esos enigmáticos seres mitad piedra, mitad animal, que son los caracoles, pactamos una reunión en su Barva natal, a media tarde de otro descolorido día lluvioso de setiembre.
 

Arias es simple en sus explicaciones. Le atrae el mar como éste ha subyugado a muchos creadores más. Un mar que la gente no "siente". Y le atrae toda criatura
circundante a la inmensidad líquida, que se arrastra, se sumerge, se transforma en su profusión de volúmenes

y colores. Este artista, inspirado en sus inicios por "El nacimiento de Venus", de Boticelli, en realidad busca al hombre dentro de ese ser. Tras la careta, tras el cobertor, se halla la verdadera criatura, el molusco, que es el que la construye. Por tanto, la analogía es inevitable para Arias, quien quiere hacer el hombre-caracol.


Para el escultor herediano, el microcosmos marino ofrece múltiples posibilidades de formas y movimientos, de entornos y belleza estética, por lo que se ha propuesto que su lenguaje recoja y viva esos elementos y con ellos "hable" las líneas esenciales del hombre.


La lucha terrenal


Luis Arias, licenciado en Bellas Artes de la Universidad de Costa Rica, se inició en su quehacer hace poco más de 12 años. Hasta el momento ha realizado diversas exposiciones en sitios como la Universidad Nacional, la galería José Figueres, el Banco Nacional de Costa Rica y el Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, en Alajuela.


El próximo 30 de setiembre concluye una muestra de sus trabajos en el Colegio de Periodistas y en octubre
exhibirá su producción en el Instituto Nacional de Seguros.

La búsqueda de ese ser es la temática dominante de este creador, que ejerce la docencia como profesor de Artes Plásticas en el Liceo Manuel Benavides, en He-redia.
Asegura que no busca la perfección anatómica y estética en sus obras sino un ser que a su juicio ni siquiera existe.


La musicalidad en la escultura es otro de los desvelos de Arias. El artista manifiesta que le gustaría crear una obra que "suene", con la ayuda de los principios de la física. Asimismo, sueña con un gran caracol donde la gente pueda entrar y seníir ahí temor y ansiedad, donde se vea obligado a buscar la luz de la salida.


Como materiales parf obras, Arias siente especia dilección por la madera de bolo -para él el mármol de Cos Rica- y el guayacán real, ésta úf tima una madera muy dura, resistente al agua salada pero prácticamente extinguida, tras su uso _ indiscriminado en las proas de " los barcos y en los durmientes de la línea férrea.


Con trabajos también en cerámica y esmaltado sobre cobre, algunas de las esculturas de Luis Arias son "La gran ocarina marina", "Ciprea", "Bellota acuática", "Huso melódico" y "Caracola". "Madre perla" y "Ofíuro".